Comenzamos a trabajar en el contexto del diálogo entre el EZLN y el Gobierno Federal en los diálogos de San Andrés.
Las organizaciones fundadoras fueron La Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, La Red de organismos civiles de derechos humanos «Todos los derechos para todos” , Alianza Cívica y La Comisión nacional de Intermediación CONAI.
Los conflictos comunitarios aumentaban y se agudizaban, las detenciones a simpatizantes del EZLN se incrementaban, el gobierno federal no impulsaba el cumplimiento de los acuerdos sobre derechos y cultura indígena recién firmados, la delegación gubernamental mantenía una actitud de desprecio a los delegados del EZLN y en las sesiones de diálogo guardaba silencio, el diálogo estaba estancado.
En el ex convento del Carmen, en San Cristóbal de Las Casas, se realizaban sesiones de diálogo entre el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), la Comisión de Concordia y Pacificación (COCOPA) y La Comisión Nacional de Intermediación (CONAI). Buscaban una solución a las condiciones que impedían la continuación del diálogo. Efecto de estas sesiones fue la propuesta de reforma constitucional en materia indígena conocida como “ley COCOPA”. Esta propuesta fue aceptada por el EZLN pero no por el gobierno federal, llevando así el diálogo al estancamiento del cual no ha sido posible, hasta la fecha, rescatarlo.
El gobierno estatal, encabezado por el Gobernador Julio Cesar Ruiz Ferro (acusado por familiares de las víctimas de Acteal en 1997 de ser autor intelectual de la masacre de 45 personas) pretendía erigirse como el promotor de la reconciliación en Chiapas, cuando en realidad estaba apoyando a grupos civiles armados o paramilitares, realizaba violentas acciones en contra de campesinos opuestos al gobierno, amenazaba a miembros de organismos civiles defensores de los derechos humanos, detenía a simpatizantes del EZLN y, en resumen, era el principal generador de división en las comunidades. Esta era, evidentemente, una estrategia para disminuir la fuerza, empuje e influencia del EZLN y de la sociedad civil organizada.
Por esta razón, miembros de las organizaciones mencionadas, consideramos la urgencia de generar mecanismos novedosos para solucionar las diferencias comunitarias y buscar la unidad, ya que sin unidad social no se puede solucionar la pobreza ni se puede encontrar una alternativa encaminada a una paz verdadera, con justicia y dignidad.
El 8 de Julio de 1996 presentamos a CORECO ante la prensa y la opinión pública en el teatro del Centro Cultural El Carmen en San Cristóbal de Las Casas. El día 9 La Comisión Nacional de Intermediación se integró a esta iniciativa. (ver al final el texto de la Conferencia de Prensa de arranque de CORECO).
La negativa de las partes en el diálogo (gobierno y EZLN) para regresar a la mesa de negociación, por no cumplirse las condiciones mínimas solicitadas por el EZLN y aceptadas por el gobierno federal, llevaron a una profunda crisis política al Estado de Chiapas.
El año 1998, después de la masacre de Acteal, fueron remplazados de sus puestos el gobernador de Chiapas y el Secretario de gobernación federal. Estos cambios no modificaron de manera positiva las condiciones que obstaculizaban el retorno al diálogo, al contrario, las llevaron a una nueva etapa de mayor represión, control de medios, amenazas, represión a las expresiones de autonomía zapatista, expulsión de extranjeros, control a observadores de derechos humanos, patrullajes militares, campañas de información negando el conflicto en Chiapas. En fin, se arreciaron los cercos político, militar, de medios y de solidaridad internacional.
Al mismo tiempo se incrementó la campaña de agresión, amenazas, falsas acusaciones, difamación pública y presión eclesial en contra de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas y de su obispo, Monseñor Samuel Ruiz García, quien al mismo tiempo presidía la Comisión Nacional de Intermediación. La campaña llegó al grado de ser una amenaza a las relaciones entre la iglesia católica y el Estado, al menos así fue interpretado por Monseñor Ruiz, Monseñor Raúl Vera, Obispo Coadjutor de San Cristóbal de Las Casas y el Nuncio Apostólico del Papa Juan Pablo II en México.
El EZLN no pretendía retornar al diálogo en esta situación, el gobierno federal no mostraba interés de resolver el conflicto en Chiapas de manera dialogada y negociada, sólo la CONAI sostenía el espacio para un diálogo obstaculizado por el gobierno. Estas situaciones adversas ocasionaron que el presidente de la CONAI renunciara a su encomienda civil y que los demás miembros de esta comisión la disolvieran.
CORECO resintió negativamente esta situación. Al haberse disuelto la CONAI y empujado a la diócesis a un extremo del conflicto, al ser tratada como enemiga del gobierno federal, dos de sus principales promotores resentían su capacidad de respaldo. Por otro lado, Alianza Cívica debido a situaciones internas y de relación entre la oficina nacional y la estatal, no logró sostener su respaldo. Lo mismo sucedió con la Red de organizaciones civiles de derechos humanos “Todos los derechos para todos”, la representación que tenían en CORECO, el Colectivo del Movimiento por la Paz (COMPAZ), se interrumpió debido a que esta asociación concluyó sus funciones.
Las personas que sostenían esta iniciativa, mayoritariamente miembros de la diócesis, más un equipo operativo compuesto por tres personas, trabajaron por encontrar el cauce de esta iniciativa que, aunque se encontraba en una situación critica, mantenía su vigencia y pertinencia.
Después de un largo proceso de análisis, investigación y planeación se decidió constituir a CORECO como una asociación civil integrada por socios de diferentes espacios civiles, y colocar esta asociación en relación directa con los esfuerzos civiles por una paz con justicia y dignidad. Sin negar la inspiración cristiana y su estrecha vinculación a la historia de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas y al obispo Samuel Ruiz García, se tomó la correcta decisión de definir a la CORECO como una organización de la sociedad civil. De este periodo surge la base del actual plan de trabajo basado en tres estrategias que se diseñaron en función de fortalecer el proceso de paz desde las iniciativas civiles.
En un primer momento se diseñaron cuatro estrategias, tres de las que actualmente existen junto con la que se refería al servicio en el análisis para la sociedad civil. Durante la planeación para el 2003 – 2005 decidimos no incluir la estrategia que se refería al análisis, sino integrarla como actividad presente en las distintas acciones del plan. Se tomó la anterior decisión debido a la incapacidad institucional para realizarlo como correspondía sin distraer los esfuerzos de CORECO en el servicio a las comunidades.
Uno de los retos permanentes para CORECO es el de sostener el servicio a conflictos locales, entre miembros de comunidades y organizaciones sin desligarnos del contexto global. Partimos de la convicción fundada que los conflictos no se explican por si solos, sino que son efecto de una crisis del «sistema mundo capitalista» (Wallerstein). Por esta razón, sin detrimento del trabajo en las comunidades indígenas, tanto en el desarrollo de programas de capacitación como en el acompañamiento a la búsqueda de solución en conflictos comunitarios, hemos mantenido e incrementado relaciones con redes estatales, nacionales e internacionales de paz.